Colada morada, guaguas de pan, comida en las tumbas de los cementerios, misas en honor a los muertos… el Día de los Difuntos en Ecuador se celebra con una mezcla entre rituales indígenas y religión. Las tradiciones han cambiado con el tiempo, pero conservan la idea de la muerte como un espacio de memoria.
Cada 2 de noviembre los ecuatorianos recuerdan a sus muertos. Lo hacen con rituales que cambian de acuerdo a la región en la que se encuentran. Por ejemplo, en algunas comunidades de la Sierra, acuden a los cementerios con comida para compartir, como lo hacían sus ancestros.
En provincias como Pichincha, Carchi o Cotopaxi es común ver a las tumbas de los camposantos decoradas con velas, antorchas y flores. Según el Ministerio de Turismo, los cementerios más conocidos por esa tradición son el de Calderón, en Pichincha, y el de Otavalo y Cotacachi, en Imbabura.
En la región Costa en cambio, son más comunes las procesiones por el mar en balsas decoradas con flores. En otros sitios, los familiares escriben cartas a sus seres queridos y les llevan serenatas para recordarlos.
Lea también:
- Floristerías esperan el Día de Difuntos para una recuperación económica
- Este es el estado de las vías en Ecuador para este feriado
En la Amazonía en cambio se realizan ferias gastronómicas cerca de los camposantos para ofrecer a los familiares. Las comunidades indígenas beben chicha de chonta y yuca, la cual es preparada con ocho días de anticipación y sirven a los que asisten a los rituales fúnebres.
Para Paola López, miembro de la red Ecuatoriana de Cultura Funeraria, una de las razones por las que estas tradiciones funerarias se mantienen vivas en el tiempo es que “la muerte nos atraviesa a todos”.
“En un momento de la vida piensas en tu propia muerte y también atraviesas la pérdida. Por eso es necesario tener una fecha en la que se pueda hacer memoria”, sostiene.
Costumbres que cambian con el tiempo
Sin embargo, estas costumbres han mutado con el tiempo y se han vuelto “un poco más comerciales”. Por ejemplo, ahora la tradicional colada morada, elaborada con maíz morado, se puede encontrar durante todo el año en diferentes lugares, lo que le da un sentido más comercial.
Pese a ello, en las casas aún se mantiene la idea de preparar la colada morada en familia. Para Natalia Baño, quiteña de 78 años y madre de familia, esta fecha es un espacio para reunirse con sus cuatro hijos, sus nueras, nietos y bisnietos, para recordar a los familiares que ya no están.
El historiador Héctor López explica que en Ecuador la costumbre de consumir colada morada y guaguas de pan data de hace más de 500 años. Esta se ha mantenido porque pudo adaptarse a todos los gustos.
Otras prácticas tradicionales como la de “los animeros”, personas que recorren los cementerios en las noches para guiar a las almas, tradicional de la zona centroandina del país, mermaron por unos años.
En la actualidad, esta práctica se están retomando por gestiones de jóvenes que se interesan por aprender y continuar con las tradiciones. Según López, en estos años las costumbres se han mantenido aunque con variantes.
Las tradiciones también han sufrido variaciones de forma comercial y se han visto mezcladas con costumbres que han migrado de otros países. Hoy en día es común ver adultos y niños pintados con la imagen de catrina, representativa de esta cultura en el Día de Muertos.