La policía israelí allanó la sede de una hermética secta en un barrio judío ultraortodoxo de Jerusalén, afirmando que ahí mujeres y niños eran confinados y tratados como esclavos.
La investigación encubierta halló la guardia gracias a mujeres que abandonaron el “culto”. La redada fue realizada en cooperación con el Centro Israelí para Ayudar a Víctimas de Cultos.
Un hombre de 60 años fue arrestado y es sospechoso de ser cabecilla del grupo y de haber cometido abusos contra los seguidores. Él y ocho mujeres cómplices son sospechosos de aislar a unas 50 mujeres en el complejo y a niños de entre uno y 5 años de edad, impidiendo que entren en contacto con sus familias y con el público en general.
El principal sospechoso, que no fue nombrado, es sospechoso además de robar dinero y de castigar a los miembros del grupo.
El jefe policial Isaac Simon dijo que las víctimas del culto eran mantenidas en condiciones hacinadas e insalubres./ AP