Los derrames cerebrales suelen ser más graves en pacientes con coronavirus, además de que puede propiciar que esta enfermedad se presente en personas cada vez más jóvenes, alertó un especialista.
«Una de las cosas que sucede con el coronavirus es que aumenta los coágulos en los pacientes que lo tienen. Y esto favorece a que se presenten el ictus, también conocido como derrame cerebral», afirmó el neurólogo mexicano Juan Manuel Calleja.
El especialista detalló, sin embargo, que la incidencia del ictus en pacientes con COVID-19 es más baja de lo que se pensaba. Ya que según los cálculos de los investigadores se produce en el 1 % de los casos, sin embargo, quienes lo presentan suelen hacerlo de manera más grave.
Además, señaló, que se ha detectado que puede presentarse en personas de entre 40 y 50 años, cuando lo más común es que dé después de los 50 años.
Por ello, dijo, es necesario cambiar la visión del infarto cerebral como una enfermedad sólo de adultos mayores no prevenible o no tratable.
SEGUNDA CAUSA DE MUERTE EN LATINOAMÉRICA
El accidente cerebrovascular, como también se le conoce al ictus, es la segunda causa de muerte en la mayoría de países de Latinoamérica. Con una tasa regional de 41 fallecimientos por 100 000 habitantes.
Esto es alto se compara con la tasa de 21,9 en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En México, detalló Calleja, se presentan entre 120 000 y 150 000 casos al año. Y uno de cada cinco pacientes se mueren, sin embargo, de los que sobreviven, entre el 60 % y 70 % quedan con alguna discapacidad.
Es por ello que el integrante del Sistema Nacional de Investigadores y de la Sociedad Médica del Centro Médico ABC, resaltó la importancia de conocer los síntomas de esta enfermedad.
Al conocerlos el paciente puede recibir una atención oportuna, lo cual eleva las posibilidades de evitar secuelas en los pacientes.
Entre los síntomas principales están la parálisis facial, la debilidad en un brazo o pierna y la alteración del lenguaje.
«Es importante conocer los datos de alarma, pues cualquiera de ellos puede ser ictus y se tiene que llevar al paciente al hospital, eso puede hacer la diferencia», manifestó.
Finalmente, el especialista en neurología exaltó la importancia de cambiar los actuales estilos de vida para evitar los derrames cerebrales.
«El tabaquismo, el sobrepeso y la mala alimentación son factores de riesgo para desarrollar ictus. Todos estos elementos nos predisponen a una enfermedad que puede dejar graves secuelas, afectando significativamente la calidad de vida no sólo del paciente, sino de toda la familia», concluyó.
EFE