El Deportivo Cuenca reflota y busca la salvación económica en medio de la crisis provocada por el coronavirus, que mantiene a los clubes inactivos desde marzo, y se rearma con jóvenes que buscan protagonismo cedidos por el Barcelona.
«Recurrimos a la autogestión para solucionar, en parte, la situación económica del equipo», aseguró a Efe el presidente del club, Claudio Peñaherrera.
El directivo dijo haber entendido tanto a jugadores como al cuerpo técnico y avanzó que antes de que finalice julio abonará los salarios del mes de mayo, aún pendientes.
«Urge reactivarnos para recuperar el apoyo de los patrocinadores y conseguir otros para solventar la economía del club, porque no vamos a permitir mayores complicaciones», expresó.
Y pese a las dificultades que afrontó el Cuenca este año, Peñaherrera indicó que el equipo se nutrirá de jóvenes figuras que darán una buena mano a las «camisetas coloradas», como también se conoce al segundo equipo que rompió la hegemonía de los clubes de Guayaquil y de Quito al adjudicarse el título en 2004.
Entre los nuevos fichajes está el goleador barcelonista Ángelo Quiñónez, que con menos partidos que el uruguayo Jonathan Alvez, convirtió igual número de goles, pero perdió espacio ante el «Charrúa», razón por la que el Barcelona lo cedió al Cuenca.
Además de Deportivo Cuenca, el Olmedo fue el primer equipo de otra ciudad en adjudicarse por primera vez el campeonato ecuatoriano en 2000.
Por su parte, el técnico del equipo, el uruguayo Tabaré Silva, manifestó su esperanza de que la liga local se reanude pronto, pues quedó en suspenso por la propagación de la COVID-19.
En ese sentido, dijo que «los directivos están solucionando los problemas poco a poco. Obviamente que estamos esperando que se reinicie el torneo».
Silva ratificó el anhelo de Peñaherrera que ve en la reanudación del torneo una boya de salvación económica para los clubes, aunque no podrán contar con la venta de boletos cuando jueguen de locales por la prohibición de público en los estadios mientras dure la emergencia sanitaria. EFE