Cuba declaró este martes la fase de alerta en su región occidental ante la «rápida intensificación» del peligroso huracán Delta de categoría 2, que avanza con vientos máximos de 185 kilómetros por hora por el suroeste de las islas Caimán hacia la península de Yucatán.
El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil cubana activó la segunda de las cuatro «fases ciclónicas» a partir de las 08:00 hora local en las provincias occidentales de Pinar del Río, Artemisa y el municipio especial Isla de la Juventud.
Este islote, situado a unos 100 kilómetros al sur de La Habana, comenzará a sentir vientos con fuerza de tormenta tropical desde el mediodía.
El temporal llegará horas más tarde al extremo oeste de Pinar del Río y el sur de Artemisa. Aquí se prevé que cause fuertes marejadas e inundaciones ligeras, indica la nota de la Defensa Civil.
A las 12.00 GMT el centro de Delta se encontraba a unos 595 kilómetros al sursuroeste de Cozumel (México) y a unos 185 kilómetros al sur de Gran Caimán, y se movía a 24 kilómetros por hora en dirección oeste-noroeste, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.
En La Habana de momento no llueve. Pero se espera que las condiciones se deterioren a medida que las bandas de lluvia que acompañan a Delta se acerquen a las costas cubanas.
El Estado Mayor de la Defensa Civil recomienda al resto de las provincias mantenerse informadas. También prestar atención a la evolución del huracán, el número 25 de la actual temporada ciclónica en el Atlántico.
HURACANES EN TIEMPOS DE COVID-19
Por su posición geográfica, Cuba recibe con frecuencia el impacto de ciclones y su eficaz estrategia le ha permitido reducir el impacto de estos desastres naturales y la pérdida de vidas.
El protocolo cubano establece las etapas informativa, de alerta, alarma y recuperativa antes, durante y tras el paso de una tormenta. La primera fase sirve a los territorios para afinar los planes de contención que luego se activan a toda marcha en la segunda.
Desde ayer lunes en la porción más occidental de Cuba se suspendieron las clases y se pusieron a resguardo embarcaciones y cultivos.
A la amenaza de una temporada ciclónica con actividad «por encima de lo normal», este año se une la actual crisis sanitaria causada por la COVID-19 en la isla, que trata de controlar una segunda ola de la enfermedad y acumula ya 5.883 positivos con 123 fallecidos.
De las provincias en alerta ciclónica, solo Artemisa reporta contagios (5) en los últimos quince días. Pinar del Río y la Isla de la Juventud están libres del virus desde hace semanas, aunque las autoridades insisten en que tomarán todas las precauciones en caso de ser necesarias las evacuaciones de comunidades en riesgo.
Hace poco más de un mes, la tormenta tropical Laura recorrió de este a oeste la costa sur de Cuba afectando a todo el territorio, donde causó daños en casi 14.200 hectáreas de cultivos sin dejar víctimas.
El último huracán de grandes dimensiones que afectó la isla caribeña fue el Irma en 2017, que dejó 10 muertos y pérdidas de 13.185 millones de dólares tras su paso por todo el norte del país. EFE