Mientras pelea contra un incremento de los contagios de coronavirus en varias provincias del centro y occidente del país, Cuba llegó a las últimas fases de los estudios de una de sus vacunas en niños y jóvenes.
Unos 300 menores de entre tres y 18 años recibieron esta semana la tercera dosis de la Fase I y II de los ensayos clínicos con Soberana 02 –dos aplicaciones– y la última con Soberana Plus, un esquema que las autoridades también estipularon para adultos. Se inyectaron cada 28 días.
Para las inoculaciones en los niños, el martes se usaron insumos donados por cubanos residentes en Gran Bretaña, constató The Associated Press en un hospital de la capital.
“Le tenemos mucha fe a la ciencia cubana y al empeño que le han puesto. Es super emocionante y la tranquilidad de que la niña llegue a estar inmunizada”, dijo a la AP Meiter Lemus, un ingeniero cibernético de 45 años que acompañó a su pequeña Flavia de 8 a recibir su tercera dosis. “Hicimos un conversatorio familiar para que ella entendiera y diera su consentimiento. Ella siente lo importante de que pueda ayudar incluso a otros niños”.
Los pequeños son atendidos por enfermeras que les toman los signos vitales y los datos antes de recibir la inyección y luego deben esperar por lo menos una hora en una sala contigua junto a sus tutores para que los médicos los revisen. El hospital les puso payasos, sobre todo para entretener a los más pequeños y evitarles el estrés.
Flavia Lemus apretó la mano de su papá mientras se preparaba la jeringa con su dosis y antes de que ambos contaran siete en voz alta ya estaba vacunada. No sufrió reacciones inmediatas.
El Instituto Finlay, creador de Soberana 02 y Soberana Plus —que obtuvo la autorización de emergencia para adultos la semana pasada— recibió insumos médicos como tubos para recolección de muestras especiales y reactivos para este ensayo pediátrico.
“Hemos probado que es una vacuna segura”, dijo a periodistas Yaricel Ricardo, la coordinadora del ensayo pediátrico con Soberana y para quien el objetivo es “llevar a los niños a tener una protección para evitar que lleguen a formas graves de la enfermedad o tener secuelas que afecten su calidad de vida después y sobre todo evitar la muerte”.
Los expertos no reportaron incidentes de salud posteriores a la aplicación de las vacunas.
“Qué bueno pensar que hay cubanos en otras latitudes que también tienen el interés de ayudar, es un acto muy noble”, agregó por su parte el doctor Ricardo Cubas, investigador del ensayo.
El periódico oficial Granma informó el fin de semana que la isla había recibido unas 500 donaciones oficiales y de no gubernamentales de todo tipo, desde alimentos, oxígeno y combustible para los hospitales, hasta jeringuillas y máscaras de lugares como Tailandia, Canadá, México, Argentina, Bolivia, China o Italia.
Cuba cuenta con otra vacuna, Abdala, creada por el Centro de Ingeniería Genética e Inmunología y con la cual también se está realizando una campaña masiva.
La isla atraviesa una dura crisis económica que le complica conseguir muchos de estos descartables, así como medicinas para el tratamiento de los enfermos, que se incrementaron en un rebrote de los últimos meses bajo la influencia de la variante Delta de COVID-19.
Este martes el director de Epidemiología, Francisco Durán, indicó que desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 se acumulan 602.526 contagios y 4.710 fallecidos.
Las regiones más complicadas son la provincia de Cienfuegos en el centro del país y Pinar del Río, donde los servicios de salud mostraron saturación y se desplazaron brigadas médicas de otras regiones que ya superaron el rebrote como Matanzas.