Un estudio español determinó que la covid-19 afecta a la salud ocular y que puede dejar secuelas en los ojos tras la enfermedad.
Aunque esta enfermedad se dé de forma leve, puede producir daños hasta 10 meses después de superarla. Entre las afectaciones están la alteración en el tejido nervioso de la córnea y dolor ocular. Estas consecuencias también están asociadas al ojo seco, ha concluido la investigación de varias instituciones.
Alberto Barros, optometrista del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, explicó las alteraciones morfológicas encontradas en córneas de pacientes con covid-19. «Son similares a las encontradas en córneas diabéticas y con enfermedad de ojo seco», sostuvo.
«El dolor y la incomodidad concuerdan con los síntomas de estas enfermedades y se acompañan de pérdida funcional y alteración de la sensibilidad», agregó.
También expuso que las secuelas de la enfermedad influyen en la sequedad, irritación e incluso episodios de dolor en los ojos de los pacientes.
Por ello, los ojos se vuelven más sensibles a condiciones externas, como el aire acondicionado, y se produce sensación de arenilla o de pinchazo.
Más datos de la investigación
Luis Fernández Vega, oftalmólogo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, dice que esta investigación reunió a un grupo de pacientes que superaron la covid-19. Se examinaron bajo microscopía confocal para obtener imágenes de las fibras nerviosas de la córnea.
«El 91,3 % de los pacientes presentaron alteraciones en el tejido nervioso corneal, compatibles con una neuropatía de fibras periféricas», destacó Vega. Y apuntó que la infección viral causa axonopatía de las fibras sensoriales, una degeneración de la prolongación de las neuronas, que se vuelve crónica tras la recuperación de los pacientes.
Los expertos hallaron señales de que estas secuelas pueden ser de larga duración. En los pacientes estudiados, los daños se mantenían tanto a los 3, como a los 6 y 10 meses después de haber pasado la enfermedad. Inclusive, en algunos casos empeoraban dichas alteraciones. Por ello, los investigadores piensan que esas variaciones se pueden mantener a lo largo del tiempo.
La investigadora de la UMH Juana Gallar afirmó que las secuelas que la covid-19 son objeto de estudio desde que se conoce el virus.
«Nos llamaba la atención, inicialmente, que hubiese pacientes que perdían el olfato y eran incapaces de apreciar los sabores. Sabemos que la función somatosensorial de este sentido está mediada por el nervio trigémino y éste comparte una rama que inerva la córnea», comentó la catedrática.
«Valorando la inervación de la córnea, podíamos ver si había alguna alteración en ese nervio, asociada a una infección por coronavirus», ha concluido Gallar.
Participaron en la investigación: El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega; el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (norte) y el Instituto de Neurociencias; la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Alicante (este) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas de España.
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