Los cortes de luz ponen a prueba la salud mental de los ecuatorianos. Conforme pasan los días se evidencia el profundo impacto emocional que están provocando, especialmente en niños que necesitan cumplir con sus tareas y adultos mayores, que muchas veces sienten una sensación de desconexión.
La falta de luz interrumpe la rutina diaria, las actividades cotidianas, el trabajo, los estudios, afecta el descanso, incrementa la sensación de inseguridad, y además puede aumentar el estrés, la irritabilidad, el miedo y la ansiedad.
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¿Cómo podemos afrontar esta situación?
Reconocer que el miedo y la incomodidad son emociones normales ante lo inesperado puede ayudarnos a manejar mejor la situación. En el caso de los niños, la creación de una rutina o un espacio donde se sientan protegidos puede aliviar mucho la tensión.
Es indispensable que estemos pendientes de las personas de la tercera edad, que tengan acceso a lo que necesiten, como agua, alimentos, medicación y mantener la comunicación con ellos.
Aunque los cortes de luz son parte de la realidad actual, es fundamental tener en cuenta que las emociones merecen toda la atención. Más que nunca son necesarias las redes de apoyo, la empatía y la solidaridad.
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— @DíaaDíaec (@DiaaDiaEc) November 15, 2024