Utilizados para sustituir el azúcar en ciertas bebidas y alimentos, los edulcorantes podrían estar asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Lo dice un estudio observacional francés publicado el jueves en el British Medical Journal.
Debido a la nocividad de los azúcares añadidos, se utilizan edulcorantes artificiales como alternativas en miles de alimentos y bebidas para reducir la cantidad de azúcar y calorías asociadas, conservando al mismo tiempo un sabor dulce.
Pero la seguridad de estos aditivos alimentarios es objeto de debate.
Las personas que más edulcorantes consumen, especialmente aspartamo y acesulfamo K, tienen un mayor riesgo de cáncer.
Según el trabajo publicado por investigadores de cuatro instituciones, entre ellas el instituto nacional de la investigación medica (Inserm) y la Universidad Sorbonne Paris Nord.
Investigación
Para explorar los riesgos cardiovasculares asociados, los miembros del equipo de investigación en epidemiología nutricional (EREN) trabajaron sobre los datos de salud y consumo de edulcorantes de 103.388 adultos, que participan en el estudio NutriNet Salud.
Entre otras cosas, los voluntarios detallaron su consumo de alimentos.
Prueba
El 37% de los participantes consumieron edulcorantes, con una media de 42,46 mg/día, equivalente a una bolsa individual de edulcorante de mesa o 100 ml de refresco de dieta.
Después de recopilar información sobre el diagnóstico de enfermedades cardiovasculares durante el seguimiento (2009-2021), los análisis estadísticos estudiaron las asociaciones entre el consumo de edulcorantes y el riesgo de tales enfermedades.
Según el estudio, los edulcorantes artificiales, en particular el aspartamo, el acesulfamo K y la sucralosa, están asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias.
Durante nueve años de seguimiento, se produjeron 1.502 acontecimientos cardiovasculares (ataques cardíacos, anginas de pecho, angioplastias, accidentes cerebrovasculares…).
Hasta entonces, los estudios habían sugerido un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares asociado al consumo de bebidas edulcoradas. Pero, según los autores, ninguno se había ocupado de la exposición a los edulcorantes en su conjunto.
«Estos resultados, de acuerdo con el último informe de la OMS publicado este año, no apoyan el uso de edulcorantes como alternativas seguras al azúcar», concluye la doctora Mathilde Touvier, directora de investigación del Inserm y coordinadora del estudio.
Sin embargo, éste tiene sus límites.
Este «estudio observacional no puede responder a la pregunta planteada» debido a «grandes diferencias en muchas características de las personas que consumen edulcorantes artificiales con respecto a las que no los consumen», destaca Naveed Sattar, profesor de medicina de enfermedades metabólicas de la Universidad de Glasgow.
En su opinión, «apoya demasiado la existencia de un vínculo causal entre los edulcorantes y las enfermedades cardiovasculares» con una metodología no lo suficientemente sólida, y se necesitarán «ensayos aleatorios a más largo plazo y de mayor envergadura».
Será necesario realizar más investigaciones para reproducir y posiblemente confirmar estos resultados.