Tras ganar las elecciones como un ‘outsider‘ que, con discurso agresivo y formas disruptivas, prometía acabar con «la casta», Javier Milei cumple este martes 19 de marzo de 2024 cien días de mandato en Argentina, en los que ha mantenido un relato confrontativo y cumplido su anunciado ajuste económico.
El «primer presidente liberal libertario» del mundo, como a él le gusta definirse, llegó al poder el pasado 10 de diciembre, imponiéndose en noviembre en la segunda vuelta electoral al entonces ministro de Economía, Sergio Massa, con un 56% de apoyo.
Hoy, pese al severo ajuste económico que afecta a las clases media y baja (eliminación de subsidios; devaluación de la moneda oficial; pérdida de poder adquisitivo de los salarios; altísima inflación), la ‘luna de miel’ continúa… al menos en parte.
Según el último informe de la consultora D’Alessio IROL Berensztein, el Gobierno de Milei cosecha una aprobación del 43%, pero la desaprobación aumenta al 52%; mientras, el estudio Giacobbe & Asociados refleja que el Presidente tiene una imagen positiva del 53,6% y negativa del 42,1%.
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Hartazgo de la democracia
Su aspecto de ‘estrella del rock’, estilo digresivo y manejo de redes sociales le hicieron ascender en la política argentina y alcanzar su cénit con la Presidencia.
Para el analista Jorge Arias, de la consultora Polilat, lo ocurrido en Argentina fue otro síntoma más de la «insatisfacción que hay con la democracia en todo el mundo».
«Ese hartazgo, ese hastío de insatisfacción, la gente buscó expresarlo con un ‘outsider‘ que viniera a poner del lado del filo de la motosierra a la casta política», indica a EFE en referencia al objeto con que Milei escenifica su ajuste.
Pero la gente «se imaginaba del lado del mango de la motosierra» y, con el ajuste de Milei, comprobó «que estaba del lado de los dientes de la motosierra», agrega.
No obstante, y pese a la convocatoria de paros sectoriales, e incluso una huelga general el 24 de enero -la primera en Argentina desde mayo de 2019-, no llegó el estallido social que se esperaba como remembranza de 2001.
Arias identifica el ajuste libertario con el modelo de la última dictadura militar (1976-1983) e, incluso, señala que «con Milei está sucediendo lo mismo» que ocurrió cuando ascendió al poder Jorge Videla: «En algún momento, la gente se asustó porque no pensaba que iba a llegar a tanto ni en lo económico ni en las políticas represivas».
Para el analista, la sociedad está actualmente bajo el ‘síndrome de la rana hervida’.
Crisis
Los proyectos estrella de Milei, la ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos y el decreto de necesidad y urgencia (DNU) han naufragado en su trámite parlamentario, exponiendo la fragilidad institucional de La Libertad Avanza: con 38 diputados, 7 senadores y ningún gobernador (provincial), el partido ultraderechista de Milei debe negociar acuerdos.
Además, el Ejecutivo está enfrentado con los gobernadores provinciales, a quienes el 1 de marzo Milei citó para un «pacto refundacional» de Argentina que debe firmarse el 25 de mayo, bajo algunas condiciones. El reciente ‘no’ al DNU volvió a tensar la cuerda.
Varias polémicas en Casa Rosada llevaron a leves cambios en el gabinete. Sin embargo, la última ‘víctima’ de la ira libertaria es la vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien algunos acusan de agenda propia y de perjudicar los intereses de la formación.
Argentina y el mundo
Con la llegada de Milei, la política exterior ha virado: tras no permitir la entrada de Argentina en el grupo de economías emergentes BRICS, ha elegido Estados Unidos e Israel como faro.
Alejandro Rascovan, profesor de Seguridad Internacional en la Escuela de Política y Gobierno, de la Universidad Nacional de San Martín, valora la nueva diplomacia como «negativa, sumamente errática y conflictiva».
«Hay un desmanejo de la política exterior que es enorme y que va a tener costos muy grandes a futuro. En el futuro inmediato, en lo comercial y en los vínculos políticos; y a más largo plazo, en los temas estratégicos», detalla a EFE.
Una mirada «ideologizada» a Israel en plena guerra en Gaza; la «apuesta arriesgada» a un triunfo electoral de Donald Trump; y el «desprecio» hacia Brasil y otros vecinos marcan, para el experto, esta nueva etapa en la que el mandatario no ha viajado por la región.
El Foro de Davos, una gira por Israel, Italia y El Vaticano, y su participación en la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC) estadounidense han sido sus desplazamientos desde el 10 de diciembre. (EFE)