Las redes sociales y numerosos medios de comunicación han reproducido un corto animado cuyo protagonista un conejo llamado Ralph.
Cuenta los horrores al que son sometidos los animales usados para testear productos cosméticos.
La campaña tiene como objetivo poner en el centro del debate la necesidad de acabar con esta práctica.
El corto de casi cuatro minutos de duración narra la historia de un conejo llamado Ralph, quien trabaja en un laboratorio que hace pruebas de cosméticos en animales.
En el vídeo, Ralph explica que por la actividad que realiza en dicha empresa no puede ver con su ojo derecho y tampoco escucha con uno de sus oídos.
Le rasuraron su pelaje y tiene quemaduras químicas en la espalda que arden.
Por esta agresión tiene fuertes dolores en su columna sobre todo cuando se mueve o respira.
Luego se observa cómo alguien le introduce una jeringa en el ojo que aún le sirve, la siguiente escena es desgarradora, el conejillo de indias reaparece completamente malogrado, ciego, adolorido y enfermo.
En este breve documental Ralph nos cuenta que es un conejo de pruebas al igual que todos en su familia que murieron haciendo su trabajo por el bien de la humanidad.
Para que las personas cuenten con un labial, un desodorante, un champú o un protector solar seguro o confiable.
Seguro porque algunos de estos productos antes de salir a la venta son previamente probados en animales.
Irónicamente también aclara que, si no tendría este oficio sería un conejo normal que corretea por el campo.
Lo dice de manera sarcástica como lo es toda esta producción.
El tema no es nuevo desde hace décadas se conoce sobre la experimentación en animales para temas cosméticos, científicos o académicos.
Lo que viven en los laboratorios y su sufrimiento, a la par nos han hecho creer que es algo necesario o la última alternativa.
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