Los dirigentes de las comunidades kichwas y waoranis aseguran que la actividad petrolera ha permitido fortalecer su economía. Mientras los encargados de la producción de crudo indican que los procesos de extracción no han tenido un impacto ambiental.
Petroecuador recalca que la actividad petrolera en la zona ha permitido involucrar a las comunidades de influencia. Ramón Correa, gerente de Petroecuador, dice que para las comunidades en los próximos 20 años se han planificado 40 millones en convenios.
Esto lo corrobora la comunidad kichwa Boca Tiputini, quienes se encargan de prestar los servicios de transporte en embarcaciones, catering, limpieza, y otras actividades. Por ello, dicen que si la petrolera sale de la zona sus proyectos se verían truncados.
De igual manera, el presidente de la comunidad waorani Kawymeno, Panenky Huabe, dice que están dispuesto a defender la única fuente de ingreso que tienen en la actualidad, pero también la oportunidad de recibir educación, salud y otros servicios básicos.
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Juan Carlos Orellana, alcalde de Aguarico, indica que esto demuestra que se ha logrado vivir entre la extracción de petroleo y el cuidado ambiental. «La actividad que se realiza aquí es tan minúsculo que no le provoca un daño al ambiente o al agua», señala.
Para llegar a la zona petrolera de ITT se recorre una vía de 4 metro de ancho, lo cual es parte de las exigencias ambientales a las cuales se sujeta la estatal Petroecuador. Al arribar a sus plataformas se puede evidenciar que la extracción de crudo ha tenido un impacto con la nueva tecnología.
Franciso Paz, gerente de exploración y producción de la petrolera ecuatoriana, indica que utilizando la fuerza de la infraestructura se han reducido los procesos y con ello se evita que haya separaciones de gas como ocurría en la producción anterior.
Asimismo, revelan que cuentan con un mecanismo de salvaguardas para evitar que cualquier posible derrame afecte al ecosistema. Durante los 10 años de producción, el ITT ha registrado 26 eventos de baja magnitud que involucraron 18 barriles.
Por esta razón, todos coinciden que es momento de pensar en una transición energética ordenada con un plan B, que permita cuidar esta zona diversa y las oportunidades que se brindan a las comunidades.
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