La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y aunque en muchas ocasiones pensamos que es autosuficiente y que está garantizada por siempre.
Sin embargo, cumple una de las funciones más importantes de nuestro cuerpo, que es proteger a nuestro organismo de factores externos que nos rodean, como el calor, frío, aire o bacterias; nos proporciona diferentes sensaciones y se encarga de regular la temperatura corporal.
Además, cuidar tu piel es cuidar tu salud, pues es el reflejo de nuestra edad y de estar saludable, tanto física como mentalmente, pues, a través de sus cambios nos avisa de lo que sucede en nuestro organismo.
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La piel expuesta a daños
A diferencia de otras zonas del cuerpo, la piel del rostro es más propensa a sufrir afecciones dermatológicas, ya que es más fina y delicada, además se encuentra expuesta a múltiples agentes externos que pueden dañarla, como los son: la radiación solar, contaminación, tabaco o los cambios extremos de temperatura.
De acuerdo con la dermatóloga Cindy Burbano, con la llegada de la pandemia, la piel del rostro ha sufrido más afectación, pues el estrés por motivo del confinamiento, trajo consigo modificaciones en el sistema inmunológico, bajando las defensas cutáneas y provocando afecciones como la dermatitis, psoriasis, rosácea.
Además, el uso constante de la mascarilla ha incrementado los casos de acné, debido a la escasa ventilación que junto con la humedad retenida en esa zona del rostro permiten la formación de microorganismos que causan o agravan el acné.
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Así mismo, el sol es considerado uno de los principales agresores de nuestra piel; pues el exceso de luz solar provoca resequedad, quemaduras y cambios a largo plazo como envejecimiento prematuro y hasta cáncer de piel.
Para la doctora Burbano es fundamental conocer el tipo de piel de cada persona para cuidarla correctamente y con productos específicos.
¿Cómo identificarla?
- Aspecto muy fino, apariencia áspera, piel con enrojecimiento, descamación, arrugas finas, son algunas de las características más visibles de una piel seca. Es más común en mujeres y se produce por falta de factores hidratantes.
¿Cómo cuidarla?
Es indispensable mantener una rutina diaria con productos especializados para la piel seca.
Evitar el uso de jabones agresivos que pueden destruir los lípidos cutáneos naturales.
Es mejor utilizar limpiadores con humectantes naturales, porque actúan bloqueando la humedad dentro la piel y contienen hidratantes que la limpian sin resecar.
Los hidratantes deben contener ingredientes activos como urea y lactato, glucoglicerol o ácido hialurónico que actúan de manera efectiva contra la sequedad.
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Hay que evitar la exposición al sol en las horas más cálidas del día y tener presente el uso de protector solar.
- Una piel grasa se puede identificar porque tiene un aspecto más grumoso, poros visibles y abundante secreción sebácea. En la mayoría de casos existen comedones abiertos, es decir, puntos negros, y comedones cerrados que son los puntos blancos, el aspecto general de la piel es una superficie brillante. Hay un sinnúmero de factores que pueden influir en este tipo de piel más allá de la genética, como los cambios y desequilibrios hormonales, estrés, algún tipo de medicación en específico o maquillaje.
¿Cómo cuidarla?
Manteniendo una rutina de limpieza en la mañana y en la noche de preferencia con agua micelar o geles, que brindan la sensación de limpieza profunda evitando que se formen espinillas o puntos negros, también se puede usar un sérum facial, que por su textura liquida permite una rápida absorción en el rostro y mejoran visiblemente el aspecto y belleza de la piel.
Posteriormente se recomienda aplicar tratamientos específicos para piel grasa, con productos no comedogénicos, es decir libres de aceite, que se deben aplicar especialmente en la frente, nariz y mentón, y lo que no puede faltar es la protección solar cada 3 horas, con productos de textura seca o en gel, ideales para este tipo de piel.
- La piel mixta es una conjugación de las dos anteriores. Existen áreas secas y otras grasas, es fácil de distinguirla ya que estas áreas son bien marcadas: secas en las mejillas y grasa en la región centrofacial o zona T, que incluye frente, mentón y nariz, acompañada de poros abiertos y cerrados.
¿Cómo cuidarla?
Utilizando geles limpiadores para una limpieza efectiva y no agresiva. También el uso de agua micelar ayuda a eliminar el maquillaje, sebo y cualquier tipo de impurezas.
En este tipo de piel se pueden aplicar exfoliantes para destapar los poros y alisar la piel.
Por otro lado, es necesario un hidratante matificante en la mañana y noche, aplicado mediante masajes suaves a la piel, y un protector solar adecuado.
- La piel sensible presente en aproximadamente un 50 y 60% de mujeres y un 30 y 40% de hombres. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero lo más común es que sea en la cara. Reacciona a factores externos como el sol, cambio de clima, el uso de mascarilla, entre otros, de una manera rápida y en ocasiones exagerada. Se expresa a través de la incomodidad y el enrojecimiento visible. Se deshidrata y la consiguiente sequedad mantiene su fragilidad y provoca desagradables sensaciones de rigidez.
¿Cómo cuidarla?
Para su limpieza utiliza agua micelar o leches limpiadoras una vez al día, de preferencia en la noche, para eliminar toda la contaminación.
Aplica con ligeros masajes, ya que movimientos agresivos pueden irritar la piel.
Después viene el proceso de hidratación, que es aconsejable hacerlo por la mañana y por la noche, luego puedes aplicar cualquier producto dermocosmético que no contenga perfumes, alcohol o conservantes y no olvides usar protector solar, bajo las mismas características.
Finalmente, para la doctora Burbano cuidar tu piel es cuidar tu salud, por eso, junto a esta rutina diaria con productos específicos para cada piel y protector solar, se debe añadir una buena alimentación y ejercicio.
Además, recomienda mantener un estilo de vida saludable, consumir una dieta balanceada rica en antioxidantes ayudará a que la piel luzca sana y radiante.
Además, beber 8 vasos de agua al día como mínimo, dormir una media de 8 horas diarias y procurar ejercitarse diariamente evitará que la piel muestre síntomas de cansancio.
Fuente: Fybeca