El rapero y activista Common entró en cuarentena preocupado por los presos que ha conocido durante sus visitas a cárceles, prisiones y centros de detención juveniles alrededor de Estados Unidos, quienes no podrían mantener distanciamiento social o adoptar rutinas de higiene rigurosas para prevenir el contagio del coronavirus.
“Es un momento inquietante para ellos”, dijo Common, “porque son personas usualmente ignoradas”.
El miércoles, su organización por la reforma de la justicia penal Imagine Justice lanzó una campaña con decenas de otros grupos para llamar la atención a la amenaza de la pandemia para millones de hombres, mujeres y jóvenes encarcelados alrededor del país.
La campaña, #WeMatterToo (#NosotrosImportamosTambién), exhorta a las autoridades a liberar de inmediato a personas que hayan cumplido la mayor parte de su sentencia, en especial si tienen problemas de salud que puedan ponerlos en mayor riesgo de enfermedad y muerte por el COVID-19.
Aunque centros correccionales estatales y locales ya han libertado a miles de personas debido a la pandemia, quienes apoyan la campaña también quieren que los gobiernos paguen por pruebas y vivienda para los presos una vez que estos son liberados.
Common dijo que espera crear mayor concienciación pública sobre lo que ocurre en las cárceles y prisiones de la nación y el impacto que eso tiene en la sociedad.
“Todos tenemos preguntas sin contestar sobre la pandemia”, dijo el rapero laureado con premios Grammy y Oscar. “Pero estar en prisión agrega nuevos niveles a esas interrogantes por la manera en que la gente ha sido tratada en prisión”.
Un video de dos minutos de la campaña incluye voces de presos que dicen que las autoridades carcelarias no les están proporcionando equipos de protección ni exigiendo distanciamiento social y que no han desinfectado con regularidad las duchas. El video, enviado a The Associated Press antes del lanzamiento de la campaña, no identifica a los reos ni dice dónde se encuentran.
Los brotes de COVID-19 en cárceles y prisiones alrededor del país han causado alarma entre los activistas, que dicen que los protocolos inadecuados de mitigación amenazan tanto las vidas de los presos como las de los funcionarios de los centros penitenciarios. El mes pasado, la agencia federal de prisiones publicó datos según los cuales más del 70% de la gente bajo custodia federal dio positivo al COVID-19.
Brotes similarmente nefastos se han reportado en un puñado de sistemas carcelarios estatales.
En Chicago, la ciudad natal de Common y casa de una de las cárceles más grandes de Estados Unidos — la Cárcel del Condado de Cook — un juez federal ordenó el mes pasado que los oficiales aseguren el distanciamiento social entre sus 4.000 personas bajo custodia. Hasta el martes, 161 presos y 81 funcionarios de la prisión habían dado positivo al COVID-19, según el departamento del alguacil. Muchos más reos han dado positivo pero se han recuperado. Siete presos que dan dado positivo han muerto.
Garantizar la seguridad de los presos durante la pandemia es un tema de humanidad, no de política, dijo Sam Lewis, director ejecutivo de la Coalición Anti-Reincidencia con sede en California, una de las casi 65 organizaciones asociadas a la campaña #WeMatterToo.
“La gente ha cometido errores que los ha puesto en la cárcel”, dijo Lewis, un ex preso de por vida. “Pero eso no significa que deberían simplemente morir en esos lugares. La responsabilidad no es una pena de muerte”.
Antes de la pandemia, el grupo Imagine Justice de Common organizó visitas regulares en persona a centros correccionales. Desde la pandemia, las visitas se han cancelado o son severamente limitadas en muchos recintos.
“Algunas de las personas más fuertes que he conocido están en prisión”, dijo Common. “Creo que podemos salir de esto mejor de lo que éramos antes”.