La grave sequía que afecta a Ecuador también impacta de forma drástica a la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del país. Desde inicios de noviembre de 2024, esta planta, situada entre las provincias de Napo y Sucumbíos, redujo su producción significativamente.
Con una capacidad de 1.100 megavatios, este lunes 11 de noviembre del 2024 solo genera alrededor de una quinta parte de su potencial. Entre el 1 y el 10 de noviembre, Coca Codo Sinclair prometió una entrega de 479 megavatios, según datos de Cenace, el operador estatal de energía.
Sin embargo, el suministro disminuyó de manera constante. El 10 de noviembre la generación fue de apenas 324 megavatios, lo que representa el 20% de su capacidad. Esta caída en la producción responde a la disminución de los caudales del río Coca, que abastece a la hidroeléctrica, inaugurada en 2016.
Históricamente, los caudales más altos se registran entre mayo y agosto, siendo junio de este año el mes con mayor aporte de agua, alcanzando 516 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, desde septiembre, el flujo del río ha bajado. En noviembre, el promedio se redujo a 89 metros cúbicos por segundo, el nivel más bajo desde 1964.
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Además, la planta enfrenta otro desafío: no puede operar al máximo de su capacidad durante las lluvias intensas. Esto ya que el aumento de sedimentos en el agua obliga a detener su funcionamiento para proteger las turbinas.
Esto ocurrió el 28 de octubre, cuando el caudal alcanzó los 649.8 metros cúbicos por segundo y la producción se acercó a los 1,000 megavatios, pero la central fue paralizada a las 11:00 am debido a la acumulación de sedimentos, detalla el portal Primicias.
Este problema se debe a fallas de construcción en el desarenador, una estructura destinada a filtrar los sedimentos, que colapsa con altos caudales. El consultor eléctrico Ricardo Buitrón alerta que los caudales actuales en la cuenca del Coca son críticos, con niveles incluso por debajo de los mínimos históricos.
Para Coca Codo Sinclair, que no tiene embalse y depende del caudal instantáneo del río, la situación podría generar una crisis eléctrica más grave si continúa la sequía. Buitrón sugiere una serie de medidas urgentes para mitigar la situación.
Entre ellas, un manejo técnico de los embalses de Mazar y Amaluza, que proveen el 38% de la demanda nacional, facilitan la contratación de energía adicional, y mantienen las termoeléctricas, de las cuales solo operan 900 megavatios de los 2.000 instalados en el país.
El Gobierno, a través de la ministra de Energía, Inés Manzano, analiza la posibilidad de cancelar dos contratos con la empresa Progen, que debía suministrar 150 megavatios. Los primeros 50 megavatios estaban programados para el 5 de noviembre, pero la empresa solicitó una prórroga, generando preocupaciones adicionales sobre el suministro eléctrico del país.
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