En 1987, el arqueólogo ecuatoriano Pedro Ignacio Porras, miembro de la orden Josefina, publicó su renombrada monografía «Investigaciones Arqueológicas a las Faldas del Sangay«, donde detalló el descubrimiento de cientos de estructuras monumentales en el valle del río Upano.
En la década de 1990, el arqueólogo ecuatoriano Ernesto Salazar y el arqueólogo francés Stéphen Rostain continuaron las investigaciones del Padre Porras a través del proyecto arqueológico Sangay-Upano (1995-1998).
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Posteriormente, en 2015, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) ejecutó un proyecto de investigación titulado «Características Generales del Paisaje del Alto Upano, en un área de 300 km²», financiado por la Senescyt.
Este proyecto, que empleó la tecnología LiDAR, reveló un vasto complejo urbano compuesto por aproximadamente 7 400 estructuras, montículos (o tolas), plazas y una extensa red de caminos prehispánicos en la alta Amazonía ecuatoriana.
En 2021, tras la expiración de la cláusula de confidencialidad por parte de la Senescyt, el INPC compartió los datos LiDAR con instituciones educativas nacionales e investigadores extranjeros, con el propósito de fomentar nuevas investigaciones basadas en estos descubrimientos.
Los resultados específicos de este proyecto fueron publicados en el año 2023 en la primera revista digital sobre arqueología y palentología de Ecuador, STRATA. una publicación hecha por dos mujeres ecuatorianas, para difundir artículos científicos sobre arqueología, paleontología y patrimonio subacuático.