Estados Unidos y China firmaron un acuerdo comercial el miércoles que reduce las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo, ofrece enormes oportunidades de exportación para los agricultores y fábricas estadounidenses, y promete hacer más para proteger los secretos comerciales.
Sin embargo, la llamada Fase 1 del acuerdo deja sin revolver las principales diferencias entre Washington y Beijing, que depende de una enorme intervención del gobierno para convertir a China en una potencia tecnológica.
El presidente Donald Trump espera tener avances en una cuestión que ha convertido en un sello distintivo de su presidencia y que espera utilizar en su campaña de reelección de este año. La ceremonia de firma del miércoles en la Casa Blanca le dio la oportunidad de hacerlo horas antes de que la Cámara de Representantes votara para enviar los artículos de juicio político en su contra al Senado.
Trump promovió el evento como una forma de hacer justicia económica a los trabajadores estadounidenses que, afirma, han sido traicionados por los gobiernos anteriores y sus políticas comerciales.
“Celebramos más que un acuerdo. Celebramos un cambio radical en el comercio internacional”, dijo Trump durante una ceremonia confusa en la que hizo referencias al exdirector del FBI James Comey, a los procedimientos de juicio político y a una posible visita al Monte Rushmore el 4 de julio para un espectáculo con fuegos artificiales.
La delegación china también celebró el acuerdo. El presidente Xi Jinping dijo en una carta dirigida a Trump que la primera fase del acuerdo “era buena para China, para Estados Unidos y para todo el mundo”. Puntualizó que el pacto también demostraba que los dos países tuvieron la capacidad para “actuar sobre la base de igualdad y respeto mutuo”. La misiva fue leída por el negociador principal de China, el viceprimer ministro Liu He.
Sin embargo, algunos de los detractores demócratas del mandatario no quedaron impresionados.
“Fiel a su estilo, Trump recibe poco a cambio del enorme dolor e incertidumbre que ha impuesto sobre nuestra economía, agricultores y trabajadores”, comentó el exvicepresidente Joe Biden, precandidato demócrata a la presidencia.
La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dijo en un comunicado que “con la economía perdiendo miles de empleos de manufactura y la región agrícola recuperándose del daño ocasionado por el presidente Trump, a los estadounidenses únicamente les quedó una llamativa ceremonia televisada para tratar de esconder la total ausencia de un progreso concreto, transparencia o responsabilidad en este acuerdo de ‘fase uno’”.
El gobierno reconoció que el acuerdo deja sin resolver algunas de las quejas del país, particularmente la forma en la que el gobierno chino subsidia a sus compañías. Esa preocupación se planteó cuando Trump desató una guerra comercial imponiendo aranceles sobre las importaciones chinas en julio de 2018.
“La Fase 1 del acuerdo incluye compromisos significativos, pero de ninguna forma cumple con los objetivos iniciales del gobierno”, dijo Wendy Cutler, exnegociadora comercial de Estados Unidos y que actualmente funge como vicepresidenta en el Asia Society Policy Institute. Más concesiones por parte de China forzarían a Beijing a hacer cambios importantes en su modelo económico dominado por el Estado, lo que significa que “las perspectivas de una pronta conclusión son remotas”, añadió.
El acuerdo mantiene los aranceles por 360.000 millones de dólares en importaciones chinas, una ventaja que el gobierno estadounidense espera genere futuras concesiones.
El representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer dijo que el trabajo en las próximas negociaciones dependerá de la manera en que China cumpla con los compromisos que hizo en la primera fase.
“Tenemos que asegurarnos de que esto se implemente de manera adecuada”, señaló Lighthizer. “Este es el primer acuerdo de su tipo y tenemos que asegurarnos de que funcione”.
El pacto está dirigido a reducir algunas sanciones económicas de Estados Unidos a China, mientras que Beijing aumentará sus compras de productos agrícolas estadounidenses, entre otros artículos. Trump citó la carne de res y de cerdo, el pollo, los mariscos, el arroz y los productos lácteos como ejemplo.
Los funcionarios comerciales de Estados Unidos dijeron que el acuerdo pondría fin a una añeja práctica de China en la que presionaba a las compañías extranjeras a entregar su tecnología a cambio de acceder a su mercado. Lighthizer comentó que China también acordó combatir el robo de patentes y los productos de imitación, que incluiría deshacerse de la maquinaria utilizada para fabricar dichos productos./AP