Las ciudades de China continúan casi paralizadas, con muy poca gente y automóviles por las calles, pese a la vuelta al trabajo de los sectores esenciales recomendada por el Gobierno, que hoy reconoció la escasez de mascarillas en el país, un equipamiento clave para combatir la epidemia.
Las muertes provocadas por el virus superan ya el millar, y este lunes alcanzaron un récord diario con 108 fallecidos, la primera vez que se sobrepasa el centenar de víctimas mortales en una sola jornada.
La mayoría de las empresas han pedido a sus empleados que realicen teletrabajo, lo que, unido al temor a un virus del que se desconocen todavía muchos detalles, lleva a los ciudadanos a mantenerse encerrados en sus viviendas y a que las calles sigan desiertas.
En Pekín, según constató hoy Efe, la práctica totalidad de los locales comerciales permanecían cerrados, con la excepción de supermercados y algunas pequeñas tiendas de alimentación, al igual que la mayoría de los bancos y bloques de oficinas.
Las grandes avenidas y centros comerciales vacíos, junto a una nube de contaminación especialmente intensa, conferían hoy a la capital un aspecto fantasmal.
El aumento de los nuevos casos diarios (2.478 los más recientes) se ha ralentizado desde hace siete días, lo que, según el Gobierno, es un signo positivo de que la epidemia está remitiendo, aunque los científicos no se ponen de acuerdo en ese extremo ni sobre cuándo se podría alcanzar la cota máxima de contagio desde la que las cifras de afectados comiencen a descender.
La provincia de Hubei, foco de la epidemia, continúa concentrando la gran mayoría de los nuevos casos y de los fallecimientos, con 2.097 y 103, respectivamente.
En algunas ciudades del país, las autoridades locales han reducido los transportes públicos o establecido requerimientos previos a las empresas para reanudar su actividad, e incluso detenido a algunos empresarios por hacerlo, lo que fue criticado hoy por el Gobierno central de Pekín.
«Esa tendencia debe cesar. Pararemos estrictamente las restricciones para reanudar la producción de una forma tosca y demasiado simplificada», dijo hoy en una rueda de prensa Ou Xiaoli, director de desarrollo social de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal órgano planificador del Ejecutivo chino.
En este sentido, destacó que la reanudación de la producción debe ser «equilibrada» a lo largo del país y diferente en cada provincia, según su grado de afectación por la epidemia.
La tardanza en retomar la actividad está afectando también a la producción de mascarillas, imprescindibles para evitar la propagación del coronavirus, que se encuentra solo al 76 % de su capacidad, según reconocieron hoy los portavoces oficiales.
Ou admitió que «la escasez de mascarillas es un problema» en el país e instó a todas las fábricas a producir al máximo de capacidad.
Para ello, dijo que el Gobierno chino ayudará a las industrias que tengan problemas financieros o de suministros para reanudar la producción y pidió a las empresas que aumenten el salario a sus trabajadores para que puedan fabricar las 24 horas del día.
«La escasez de mascarillas es un problema, ningún país del mundo podría solucionarlo en una situación como esta en la que el temor de la gente ha incrementado la escasez al comprar en exceso», afirmó.
Fuente: EFE