Otras dos vacunas chinas contra el coronavirus avanzan en el proceso regulatorio: una es de la farmacéutica estatal Sinopharm, y la otra de la privada CanSino.
Ambas vacunas fueron remitidas a los reguladores para su aprobación esta semana.
En una presentación bursátil el miércoles, CanSino dijo que las autoridades chinas revisan su solicitud para una vacuna contra el COVID-19, y el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, una filial de Sinopharm, anunció también el miércoles que presentó su propuesta el domingo y que las autoridades estaba estudiándola.
China ya aprobó las dos vacunas que utiliza en su masiva campaña de inmunización. Una está desarrollada también de Sinopharm, aunque por su filial de Beijing, y la otra es de Sinovac.
El fármaco de Sinopharm desarrollado en Wuhan tiene una efectividad del 72,51%, según la farmacéutica.
Las dos vacunas de Sinopharm se basan en virus inactivados, una técnica tradicional.
La de CanSino, que es monodosis, confía en un virus inofensivo de la gripe común, llamado adenovirus, para llevar el gen de la espiga del coronavirus al cuerpo humano. Esta técnica es similar a la de las vacunas de Astrazeneca-Universidad de Oxford y Johnson & Johnson, que emplean diferentes adenovirus.
La efectividad de ésta es del 65,28%, dijo CanSino.
Por el momento, ninguna de las dos farmacéuticas ha publicado datos de sus ensayos en publicaciones científicas revisadas por colegas del sector.