En plena pandemia los partidos políticos de Chile iniciaron el miércoles la campaña electoral con miras al inédito plebiscito del 25 de octubre, cuando la ciudadanía decidirá si quiere reemplazar la constitución legada por la dictadura militar.
El oficialismo conservador, que se opone a cambiar la carta magna, desarrolla su propaganda unido, mientras los comandos electorales de la oposición de centroizquierda actúan por separado. El plebiscito estaba agendado para abril pero fue postergado por la pandemia del nuevo coronavirus.
La propaganda se inició con fuerza en las redes sociales y las radioemisoras porque la emergencia sanitaria impide las reuniones de más de 50 personas especialmente en el gran Santiago, donde casi la mitad de las comunas está en cuarentena.
Chile ha tenido una decena de constituciones durante su historia, aunque esta es la primera vez que la ciudadanía decidirá si quiere cambiar la carta magna vigente impuesta por la dictadura militar en 1981. Si opta por reemplazarla, los redactores de la nueva constitución serán escogidos en otro plebiscito en 2021.
A dos meses del referendo las autoridades aún no han decidido si los contagiados activos podrán votar, unos 15.000 en este momento a los que hay que sumar sus contactos estrechos, una cifra ínfima frente a los 14,8 millones de electores habilitados. De momento la atención pública está centrada en este punto.
El presidente Sebastián Piñera recordó que la votación es secreta y presencial y su ministro de Salud, Enrique Paris, declaró que “si la gente con COVID-19 va a votar, puede producir temor en los que no lo tienen”. El Servicio Electoral, responsable de la organización del plebiscito, señaló que buscará “hasta último momento que todas las personas participen”.
Una semana antes del plebiscito se cumplirá el primer aniversario de un violento estallido social que derivó en masivas protestas contra la desigualdad social y económica de Chile y que forzó al oficialismo y a la oposición de centroizquierda a acordar la realización del referendo constitucional. No pocos temen nuevas manifestaciones.
El Partido Comunista, aliado con otras colectividades izquierdistas a favor de reemplazar la constitución, lanzó su campaña en la Plaza Italia, símbolo del descontento popular tras el estallido social que demandó cambios en pensiones, educación, salud y una nueva carta magna. Al atardecer los restantes partidos opositores planean realizar caravanas de automóviles y bicicletas.
En el plebiscito los chilenos votarán también si quieren que la nueva constitución sea redactada sólo por miembros elegidos o por parlamentarios en ejercicio y ciudadanos electos en partes iguales.
La constitución vigente implantó en el país el modelo neoliberal, privatizó los servicios básicos y creó sistemas de educación y salud privados a los que acceden sólo los que pueden pagarlos.
Las encuestas coinciden en que ganará la aprobación al cambio, que habría sumado seguidores tras el descalabro económico impulsado por las cuarentenas para frenar la expansión del coronavirus, pese a lo cual Chile se ubica entre los 10 países del mundo con más contagiados. El país sudamericano tiene más de 400.000 infectados y unos 11.000 fallecidos.