Cuando conocimos la historia de Kseniia nos sorprendió cómo transformó el momento más doloroso de su vida en un testimonio para ayudar a otros.
Fumar desde los quince años y otros factores relacionados con su predisposición genética le provocaron una enfermedad que le quitó su voz.
Hoy, se comunica con un aparato y a través de él intenta llegar a otras personas para que tomen conciencia de las consecuencias del cáncer de laringe.