El Gobierno del Distrito Federal de Brasilia declaró este lunes el estado de «calamidad pública» debido a la pandemia del coronavirus, que se ha agravado en la capital brasileña, donde ya deja casi 550 muertes y 45.000 contagios.
«Queda declarado el estado de calamidad pública en el ámbito del Distrito Federal, como consecuencia de la pandemia causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2», afirmó el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, en un decreto publicado en el Diario Oficial.
En la práctica, la declaración del estado de «calamidad pública», es una medida puramente administrativa que otorga a las autoridades locales una mayor libertad en el manejo de sus presupuestos. Además, les permite tener acceso, de forma rápida, a recursos del Gobierno central para hacer frente a una emergencia.
El Distrito Federal fue la primera región de Brasil en adoptar, a mediados de marzo, medidas de aislamiento social. Esto para contener la propagación del patógeno con el cierre de las escuelas y la suspensión de eventos públicos.
Sin embargo, también fue de las primeras en flexibilizar el distanciamiento y permitir la reapertura gradual de comercios no esenciales desde finales de mayo. Lo que se ha traducido en un repunte en el número de infectados por la COVID-19 y, por ende, de las hospitalizaciones.
Brasil, el segundo país del mundo más afectado por el virus
Según el texto, la medida estará en vigor mientras «perduren los efectos de la pandemia» en Brasil, el segundo país del mundo más azotado por el virus y que ya registra 57.622 muertes y 1.344.143 contagios, de acuerdo con el último balance del Ministerio de Salud.
El Congreso brasileño ya declaró el estado de «calamidad pública» en el país a finales de marzo. Así como hicieron otros estados del país fuertemente castigados por el nuevo coronavirus.
Desde la irrupción de la enfermedad, a la que tildó de «gripecita», el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha censurado la imposición de cuarentenas por parte de los estados y municipios. según él, son un «crimen» y una ruina económica.
El mandatario, que acostumbra minusvalorar la gravedad de la COVID-19, ha defendido siempre la vuelta a la normalidad. Llegó a decir que «la muerte es el destino de todos» al lamentar la pérdida de las miles de vidas que ha sesgado ya el virus.
En junio, varios estados brasileños, entre ellos Sao Paulo y Río de Janeiro, los dos más azotados por el coronavirus, comenzaron una desescalada gradual de las medidas de aislamiento, pese a que la curva epidemiológica continúa en fase creciente. EFE
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