Brasil sobrepasó este jueves los 10 millones de casos de covid-19 pendiente de la llegada de más vacunas.
Y en medio de la polémica generada por denuncias de fraude en la inoculación del antígeno que están siendo investigadas por la policía.
Brasil, uno de los países más azotados del mundo por la pandemia junto con Estados Unidos e India, alcanzó hoy los 243.457 muertos y los 10.030.626 casos acumulados desde que se registró el primer contagio, hace casi un año.
Mil muertos diarios
Con una media diaria de mil muertos por día, el gigante latinoamericano atraviesa uno de los momentos más críticos de la segunda ola de la pandemia.
Las autoridades temen que la situación se agrave en las próximas semanas con la propagación de las nuevas variantes del virus y con el aumento de casos tras las aglomeraciones registradas durante el festivo de Carnaval.
La crisis sanitaria podría recrudecerse todavía más ante la suspensión del proceso de inmunización en diversas ciudades de Brasil.
Esto debido a la falta de dosis de la vacuna anticovid cuando tan solo ha sido inmunizado poco más del 2 % de la población.
Producción local de la vacuna
Las autoridades, sin embargo, confían en la producción local del antígeno por parte del Instituto Butantan y la Fundación Oswaldo Cruz, dos de los mayores centros de investigación de Latinoamérica, para suplir la falta de dosis.
El Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, por su parte, ha prometido a los estados y municipios la distribución de 230,7 millones de dosis de vacunas hasta julio de este año.
Polémica en Brasil por las «vacunas de aire»
El proceso de inmunización se ha visto también empañado por los saltos en las colas para vacunarse contra la covid-19 y por la polémica generada a raíz de unas denuncias de posibles fraudes durante la inoculación.
Familiares de algunos ancianos relataron en al menos cuatro ciudades de Brasil que los profesionales de salud insertaron la aguja en el brazo de sus allegados, pero no inyectaron el remedio, un hecho que está siendo investigado por la Policía Civil de Río de Janeiro.
Crimen de peculado
«Si las investigaciones confirman que hubo desvío de dosis, o cualquier otra irregularidad, el profesional de salud podrá ser acusado por el crimen de peculado (malversación de fondos), que tiene penas que pueden llegar hasta a 12 años de prisión», señaló la Policía Civil en un comunicado.
Uno de los casos fue registrado en la ciudad de Petrópolis, en la región serrana de Río de Janeiro, donde el vídeo de una anciana recibiendo una inyección sin vacuna ganó gran repercusión en las redes sociales.
La enfermera responsable aseguró que el fallo no fue intencional y recalcó que no percibió el problema en el momento de la inoculación, pero fue suspendida mientras se investigan los hechos, según confirmó la Secretaría de Salud de Petrópolis.
Reforzar la vacunación
Pese a considerarlo un episodio «aislado», el Ayuntamiento de la localidad reforzó el protocolo de vacunación para evitar nuevos casos y orientó a los enfermeros a aumentar la «transparencia» durante el proceso, según explicó a Efe el secretario de Salud de Petrópolis, Aloisio Barbosa da Silva.
«Brasil tiene un gran equipo de enfermeros. Un hecho aislado no puede comprometer un servicio que sigue los protocolos del Ministerio de Salud. Lo importante es tomar la vacuna», resaltó.
En Niteroi, también en Río de Janeiro, la policía acusó formalmente por malversación de fondos a una enfermera que, de «forma consciente», no aplicó la vacuna a una anciana de 90 años.
No aplicaban la vacuna
«El análisis del vídeo deja claro que estaba consciente de que no estaba aplicando la vacuna, hasta porque fue alertada y cuestionada por la familia y respondió de forma irónica», explicó a la estatal Agencia Brasil el comisario Luiz Henrique Pereira.
Pese a que los casos registrados hasta el momento son aislados, las denuncias sobre fraudes en la vacunación han aumentado la desconfianza por parte de los ciudadanos y alentado la propagación de noticias falsas.
El Ministerio de Salud de Brasil aclaró que todas las jeringuillas cuentan con un «espacio muerto», el cual puede contener un volumen residual de dosis que debe ser descartado una vez concluido el proceso de inoculación.
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EFE