Brasil, el tercer país con más casos de COVID-19 en el mundo, superó por primera vez la barrera de las 1.000 muertes diarias de coronavirus.
Este martes registró 1.179, hasta un total de 17.971 desde el inicio de la pandemia, un récord en medio de una laguna institucional en el Ministerio de Salud.
Sin un titular en la ahora imprescindible cartera, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, busca un nuevo ministro. El mandatario espera que un nuevo funcionario esté alineado con la vuelta a las actividades, derogando las cuarentenas, y a favor de la cloroquina.
Brasil, de 210 millones de habitantes y fronterizo de diez países, suma 271.628 contagios, según el balance oficial, solo por detrás de Estados Unidos y Rusia.
Los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro, el primero y tercero más poblados del país, registraron 324 y 227 muertes diarias, respectivamente.
Sao Paulo, la región más rica y poblada del país con 46 millones de habitantes, contabilizó 5.147 fallecidos.
BOLSONARO INSISTE EN LA CLOROQUINA
El fármaco ha sido una de las apuestas y banderas de Bolsonaro en su polémico combate a la pandemia en Brasil.
Este martes Bolsonaro sufrió otro revés por parte de la comunidad médica brasileña, que desaconsejaron el uso de cloroquina.
Actualmente el fármaco carece de estudios suficientes para avalar su efectividad. Pero, Bolsonaro ordenó el aumento de la producción de esta medicina y flexibilizó el protocolo de su uso.
La oposición a la cloroquina fue manifestado en un comunicado conjunto por la Asociación de Medicina Intensiva Brasileña, la Sociedad Brasileña de Infectología y la Sociedad Brasileña de Neumología.
La postura de Bolsonaro en favor del medicamento generó fricciones con los dos últimos ministros de Salud de Brasil que abandonaron el cargo.
El ortopedista Luiz Henrique Mandetta, cesado en abril, y el oncólogo Nelson Teich, hasta el pasado viernes, dejaron los cargos en plena pandemia. EFE