El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sufrió una importante derrota en el Congreso cuando los legisladores no aprobaron su propuesta de exigir recibos impresos de algunos dispositivos de voto electrónico.
Bolsonaro ha insistido en que hacen falta recibos impresos para evitar el fraude, sin presentar ninguna prueba de que el sistema brasileño de voto electrónico sea vulnerable a la manipulación.
Sus aliados necesitaban 308 votos para aprobar el cambio constitucional, pero sólo consiguieron 229 el martes por la noche.
Políticos se oponen a la iniciativa de Bolsonaro
La oposición, sin embargo, tampoco alcanzó su objetivo de replicar al presidente con una mayoría abrumadora, y consiguieron apenas 218 votos.
Las autoridades electorales, e incluso muchos aliados políticos de Bolsonaro, se opusieron a la medida, y afirmaron que combatiría un problema inexistente y crearía oportunidades para la compra de votos.
Los críticos afirman que Bolsonaro intenta sembrar las dudas entre sus apasionados seguidores sobre los resultados de las elecciones de 2022, planteando el escenario para posibles conflictos como los inspirados por las acusaciones del expresidente estadounidense Donald Trump de que se había cometido un fraude en su país.
La votación del martes fue la mayor derrota legislativa hasta ahora de Bolsonaro, indicó Cláudio Couto, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.
La medida votada el martes era una versión suavizada de una propuesta inicial para introducir registros impresos en todos los dispositivos de votación del país. Esa medida fue rechazada la semana pasada por un comité del Congreso.
“El gobierno se está volviendo más frágil en todos los aspectos”, dijo Couto. “Al insistir en la propuesta de hoy para resolver un problema que no existe, Bolsonaro ha hecho que esta derrota sea importante”.
Vulnerabilidad del voto electrónico
Bolsonaro le dijo a sus aliados el miércoles que, a pesar de la derrota, el voto dividido mostraba que una gran parte del Congreso no cree en que las elecciones se hayan realizado con seriedad y que los brasileños no confiarán en los resultados del próximo año.
Agregó, sin presentar pruebas, que algunos legisladores que votaron en contra de la propuesta fueron presionados por el tribunal electoral, mientras que otros fueron extorsionados o temían represalias.
Al presionar para el cambio, Bolsonaro ha insultado de forma reiterada a Luis Roberto Barroso, un juez del Supremo Tribunal Federal que preside la corte electoral brasileña, y le acusa de trabajar en beneficio del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que lidera los sondeos para los comicios del año que viene.
Unas horas antes de la votación, docenas de vehículos militares y cientos de soldados desfilaron junto al palacio presidencial ante la mirada de Bolsonaro, para luego pasar ante el edificio del Congreso y el Ministerio de Defensa. Los vehículos militares abandonaron la capital por la noche.
El desfile se había previsto mucho antes de la votación parlamentaria, según un comunicado de la Marina. Pero no se anunció hasta el lunes, y las voces críticas señalaron que parecía un intento de intimidar a los que se oponen a un presidente que ha elogiado a menudo la dictadura militar que gobernó el país.
Por lo general, los desfiles militares en la capital se limitan a los actos del día de independencia. La caravana del martes se describió como una invitación formal para que Bolsonaro asistiera a las maniobras anuales de la Marina en una ciudad a las fueras de la capital.
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La votación parecía ser una iniciativa del presidente de la cámara baja, Arthur Lira, aliado de Bolsonaro, para resolver la disputa de forma definitiva y rebajar tensiones.
“Confiamos en que este asunto quede resuelto por fin en la cámara baja”, dijo Lira tras la sesión.
AP