La incidencia de la covid-19 mantiene una tendencia a la baja en Brasil. No obstante, los actuales niveles de transmisión indican que la pandemia no está «definitivamente controlada», según un estudio divulgado este jueves.
El último boletín de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), centro de investigación médica de referencia en Brasil, señaló que la media diaria de casos y muertes asociadas al coronavirus fue de 10.200 y 330, respectivamente, entre el 10 y 16 de octubre pasados.
Esos datos se traducen en una «caída abrupta» tanto en el número de positivos (-4,8 % al día), como de decesos (-3,6 % al día).
Brasil es el tercer país del mundo con mayor afectación pandémica junto a Estados Unidos y la India. Se estima unos 605.000 óbitos y 21,7 millones de contagios.
Los investigadores de la Fiocruz sostienen que esa mejoría se debe principalmente al avance de la campaña de vacunación. A través de esta, el 50 % de la población brasileña ya está completamente inmunizada.
Flujo de datos
Sin embargo, alertan que esa caída abrupta en el número de casos «puede estar siendo influida por fallos en el flujo de datos».
En el último mes, diversos estados brasileños han dejado de divulgar sus cifras, alegando problemas en la plataforma de registro de los datos; días o semanas más tarde han reportado todas de golpe.
«La irregularidad en el flujo de la notificación debe ser tenida en cuenta y sirve como alerta para las consecuencias de decisiones; en ocasiones, inoportunas o basadas en datos incompletas y atrasados», advirtió la Fiocruz.
Pese a todo, las tasas de ocupación de camas de terapia intensiva para covid-19 se mantienen en «relativa estabilidad» en el sistema público de salud.
25 de los 27 estados del país están «fuera de la zona de alerta», la mayoría de ellos con porcentajes inferiores al 50 %.
Los dos estados que continúan en situación delicada son Espírito Santo, con el 71 % de camas UCI ocupadas, y el Distrito Federal de Brasilia (80 %).
Posibles repuntes
La Fiocruz expresó, sin embargo, su preocupación con la posibilidad de repuntes ante «la intensa circulación de personas» en las calles, ya «en niveles pre-pandémicos», y con la alta tasa de letalidad de la enfermedad (3,2 %) frente a la media global.
«La manutención del actual nivel de transmisión no permite afirmar que la pandemia está definitivamente controlada. La impresión de que ya vencimos la pandemia es engañosa, siendo imperioso continuar vigilante», recomendó la entidad.
«La flexibilización de las medidas», como el uso de la mascarilla, «debe ser adoptada de forma cautelosa, paulatina y acompañada de medidas de vigilancia, conjugadas con la adopción del pasaporte de vacunación», medida esta última a la que se opone frontalmente el presidente Jair Bolsonaro.
El mandatario, líder de la extrema derecha brasileña, desdeña la gravedad del SARS-CoV-2 y rechaza la adopción de medidas de distanciamiento social desde el inicio de la crisis sanitaria.
En la víspera, un informe de una comisión de investigación parlamentaria imputó al mandatario nueve delitos relacionados con su gestión de la pandemia, entre ellos «crímenes contra la humanidad».
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