Indígenas aymaras iniciaron la esquila de vicuñas salvajes, el más pequeño de los camélidos sudamericanos, en su hábitat natural, las montañas de los andes de Bolivia.
Las asustadizas vicuñas son arreadas por los indígenas en motos, luego cercadas en un cordón humano y llevadas a corrales improvisados.
En esos corrales se las esquila y luego se las libera, una práctica que busca aprovechar la fina lana del animal, sin lastimarlo ni estresarlo, dijo a los medios el viceministro de Medio Ambiente, Maguín Herrera.
El inicio de esta práctica se produjo en Puyo Puyo, una comunidad ubicada a 5.026 metros sobre el nivel del mar en la reserva de vida silvestre de Apolobamba, 269 kilómetros al noroeste de La Paz.
“Una vicuña puede proporcionar más o menos entre 170 a 200 gramos de fibra y esa fibra de alto valor… es una fibra muy apreciada y la venden las comunidades asociadas en Bolivia a los otros países”, dijo el ministro. Agregó que el año pasado la lana fue vendida a Italia mediante una empresa argentina.
La lana de vicuña es muy apreciada para la confección de ropa de alta calidad. Un kilo de fibra sin procesar puede costar unos 400 dólares. Los atuendos de este material son preferidos entre estrellas de cine como Daniel Craig.
“Nosotros esperamos capturar más de 200 vicuñas, la primera ya tenemos 100 y faltan dos arreos más hasta más tarde”, dijo a The Associated Press Jesús Huanca, un indígena que cuida a las vicuñas de la comunidad de Puyo Puyo.
Edwin Herrera, un esquilador aymara que lleva más de 13 años de trabajo, explicó que prefiere usar una maquina esquiladora eléctrica en vez de tijeras porque asegura que en dos minutos el animal es liberado.
“Es rápido y la lana tiene un mejor tratamiento. El animal no sufre”, agregó Julio Camacho, jefe de Protección de la reserva de Apolobamba.
Para cortar el pelo de la vicuña se necesita que tenga más de 2,5 centímetros de espesor y debe ser en esta época que no hace frio, explicó Herrera, debido a que la vicuña es una especie protegida por convenciones internacionales y normas bolivianas.
En la nación andina cada dos años se la lanza la esquila como una estrategia de conservación para fomentar un manejo y aprovechamiento sostenible con las comunidades indígenas, donde se encuentra esta especie.
La vicuña es de la familia de la llama, alpaca y el guanaco que habitan los páramos andinos de Bolivia, Perú, Chile y Argentina.
Bolivia es el segundo país de Sudamérica con la mayor población de vicuñas (27%) después de Perú (51%), Argentina (18), Chile (3%) y Ecuador (1%), según el viceministerio de Medio Ambiente.