La ciencia detrás de un beso

Actualizado 10:39

Redacción Día a Día |

En países como China, Vietnam, Tailandia, Dubái, Kuala Lumpur, Malasia e Indonesia, besarse en público está mal visto o prohibido. Aunque el beso es uno de los gestos más comunes y universales entre los seres humanos, algunas tribus de África y Papúa Nueva Guinea no lo practican; de hecho, lo consideran algo extraño.

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A lo largo de la historia, se lo ha visto de distintas maneras: como muestra de cariño, parte de la atracción romántica, signo de respeto, un acto sagrado, un simple saludo entre amigos o incluso el cierre de alianzas políticas.

Los antropólogos aseguran que la acción de besarse podría haberse originado como una manera de acercamiento entre los miembros de una comunidad, de mostrar cariño o de compartir alimento de forma simbólica.

Más allá de su connotación histórica, social y emocional, la ciencia tiene mucho que decir acerca de los famosos ósculos.

Besar activa una serie de procesos químicos en el cerebro. Libera dopamina, la llamada «hormona de la felicidad», que hace sentir bien a los seres humanos y los conecta unos con otros. También libera oxitocina, la «hormona del amor», que fortalece los lazos emocionales y provoca una sensación de confianza y cariño.

Esta sería una de las formas de contacto humano más sensoriales, ya que existen millones de terminaciones nerviosas en los labios. Además, tiene grandes beneficios para la salud física y emocional. Besar no solo mejora el ánimo, también reduce el estrés y disminuye la presión arterial al liberar endorfinas, las hormonas del bienestar.

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