Así es la basílica de Santa María la Mayor, la última morada del papa Francisco

Actualizado 00:40

Redacción Teleamazonas.com, AFP |

La basílica de Santa María la Mayor, donde el papa Francisco decidió ser inhumado, es una imponente iglesia del siglo V situada en pleno corazón de Roma, donde fueron ya enterrados siete pontífices.

El jesuita argentino, fallecido el lunes a los 88 años, declaró a finales de 2023 que quería ser inhumado en esta basílica, y no en la cripta de la basílica de San Pedro, como se ha hecho en el último siglo.

«Justo después de la escultura de la Reina de la Paz (la Virgen) hay un pequeño recinto, una puerta que da a un cuarto que usaban para guardar los candelabros«, dijo Francisco al vaticanista español Javier Martínez-Brocal en su libro «El Sucesor«. «Lo vi y pensé: ‘Ese es el lugar’«. 

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La tumba de Francisco está hecha en mármol y tendrá por única inscripción «Franciscus«.

Una reproducción de la cruz pectoral que llevaba el pontífice en vida completará el conjunto. Los fieles podrán visitar la tumba a partir del domingo.

Siete papas fueron ya inhumados en esta basílica, que forma parte oficialmente del territorio del Vaticano. El último fue Clemente IX, en 1669. También hay personajes famosos como el arquitecto y escultor Bernini, autor de la columnata de la plaza de San Pedro.

Jorge Bergoglio era muy apegado al culto de la Virgen María y solía ir a rezar a este templo la víspera o al regreso de sus viajes al extranjero.

El templo en su interior

El interior del templo mantiene una estructura parecida a la original: la nave central está rodeada de 40 columnas jónicas y de mosaicos excepcionales.

La tradición reza que la Virgen hizo una aparición ante un rico patricio romano, Giovanni, y ante el papa Liberio (352-366), y pidió la construcción de una iglesia en su honor, señalando el lugar escogido con una nevada el 5 de agosto.

De esa primera iglesia, financiada por Giovanni, no queda nada, según el Vaticano.

El templo actual, una de las cuatro basílicas pontificias de Roma, fue construido hacia el año 432 a instancias del papa Sixto III en el monte Esquilino.

En ella se encuentran algunas de las reliquias más conocidas del catolicismo, como un icono atribuido a San Lucas que representa a la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos.

También se guardan en este templo supuestos fragmentos de madera procedentes de la cuna del niño Jesús, conservados en un relicario de cristal de roca en forma de cuna.

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