Al menos 10 de los atentados se registraron en Guayaquil. Esto hizo que el día que parecía normal se fuera tiñendo de un tono lúgubre y ambiente estremecedor.
En la ciudad hubo mucha incertidumbre a lo largo de la mañana, tarde y noche. Los habitantes intentaron llevar sus actividades cotidianas con normalidad, pero la ola de violencia lo impedía conforme pasaban las horas.
Algunas zonas estuvieron acordonadas con resguardo policial. Producto de estos atentados con armas de fuego, explosivos e intentos de robo y saqueo varias personas perdieron la vida.
Los moradores del suburbio de Guayaquil se asombran por la ola de violencia que advierten ha recrudecido a un nivel nunca antes visto en el sector.
Los daños materiales a vehículos policíales, particulares y UPC de la ciudad han dejado con miedo a los ciudadanos que ya no se atreven a hablar frente a cámaras por temor a represalias del crimen organizado.
El comandante de la zona 8, Víctor Hugo Zárate, hizo un llamado a los miembros policiales a levantar la cabeza en memoria de los compañeros caídos y vencer el miedo para no dejarse ganar la batalla por los narco-delincuentes.