Argentina inició este sábado un confinamiento total de nueve días por el que se suspende todo tipo de actividad no esencial en las zonas del país de alto riesgo por la segunda ola de la covid-19, que está dejando récord de contagios y muertes y elevando la tensión en los hospitales.
La administración de Alberto Fernández ha establecido que las personas deben permanecer en sus residencias habituales y solo podrán circular en las cercanías de su domicilio, entre las 6 de la mañana y las 18, o por razones especialmente autorizadas, en las zonas del país en «alto riesgo» y «alarma» sanitaria.
También suspendió las actividades sociales, económicas, educativas, religiosas y deportivas en forma presencial.
Solo habilitó los comercios esenciales (como de venta de alimentos, medicamentos y artículos de limpieza) y, en cambio determinó que los comercios no esenciales solo podrán operar mediante la entrega a domicilio o retiro en el local.
«La medida es transitoria», dijo hoy la ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, a Radio 10. Y señaló que se evaluará la situación después de estos nueve días y se tomarán «medidas intermitentes» en caso de ser necesario.
PEOR MOMENTO DE LA PANDEMIA EN ARGENTINA
Las restricciones que comienzan hoy profundizan las que el Gobierno de Fernández había implementado desde el 9 de abril pasado; particularmente en Buenos Aires y su periferia, debido a que los casos siguieron en aumento y experimentaron un fuerte crecimiento en el interior del país.
Argentina atraviesa una segunda ola de contagios de covid-19 -que esta semana alcanzó un récord diario de 39.652 contagios; el miércoles, y 745 muertes, el martes-, por lo que acumula, desde el inicio de la pandemia, 3.482.512 millones de positivos y 73.391 decesos.
Ese vertiginoso aumento de los casos puso en tensión al sistema de salud, con una ocupación de unidades de terapia intensiva por todo tipo de patologías del 73,1 % a nivel nacional; pero del 76,4 % si solo se considera Buenos Aires y su populosa periferia.
«Hay ciudades y provincias que tienen hoy su sistema de salud al límite. El problema ya no se acota a determinado territorio. Es muy grave y se evidencia en todo el país», advirtió el jueves pasado el presidente Fernández.
En medio de estas restricciones, el Gobierno espera la llegada de nuevas vacunas, porque el país con una población de unos 45 millones de habitantes, hasta ahora ha aplicado unas 10,9 millones de dosis, aunque sólo 2,3 millones de personas han sido inoculadas con dos dosis.
ECONOMÍA Y CLASES
El Gobierno de Fernández amplió la asistencia del Estado para proteger a sectores vulnerables, a comercios y empresas afectados por las restricciones que se están aplicando. Sectores que recuerdan la larga cuarentena que el año pasado hizo que la economía cayera 9,9 % y la pobreza ascendiera al 42 %.
En tanto, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, sorprendió al suspender las clases presenciales y virtuales de los tres días hábiles de la próxima semana para recuperarlas en diciembre próximo, a la espera de nuevas vacunas.
Garantizar o no las clases presenciales ante el aumento de contagios sigue siendo parte de una disputa pública entre el peronista Fernández y el opositor Rodríguez Larreta, que llegó a la Justicia, así como en el seno de la sociedad.
CONTROLES A LA CIRCULACIÓN
Desde la medianoche del sábado, comenzaron los controles estrictos en accesos y en rutas, dificultados por las lluvias. En los operativos se han cerrado 71 accesos a la capital de Argentina, para dejar abiertos otros 56 con controles; y en las estaciones de ferrocarril, de metro y terminales de ómnibus.
A partir de este sábado se ha cerrado el turismo y los cruces interjurisdiccionales, en tanto se advirtió que el transporte de larga distancia sólo podrá ser usado por trabajadores esenciales.
En tanto, se prorrogó hasta el 11 de junio el cierre de fronteras para el turismo, así como la suspensión de los vuelos que tengan como origen y destino el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y como origen Chile, Brasil, México e India.
EFE