El G7 se mostró favorable el martes a aplazar el servicio de la deuda de los países pobres, en un momento en el que el FMI y el Banco Mundial buscan limitar los daños de la que puede ser la peor recesión mundial desde los años 1930.
El lunes, el presidente francés Emmanuel Macron pidió en un discurso televisado «ayudar» a África, que enfrenta las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19, «cancelando masivamente su deuda».
Los tesoreros de las economías más ricas del planeta expresaron su deseo de «ayudar a estos países a afrontar los impactos sanitarios y económicos» de la pandemia, pero solo contemplan una moratoria sobre el servicio de su deuda.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, se congratuló en un tuit del «fuerte apoyo a mi iniciativa conjunta con [la directora general del FMI] Kristalina Georgieva para aliviar la deuda de los países más pobres del mundo a partir del 1º de mayo».
«Hay que ser consciente de que esta moratoria ya es un gran paso y un éxito importante para Francia y para sus socios en el marco del Club de París (que reúne a los acreedores estatales) y dentro del G20», explicó el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, durante una conferencia de prensa telefónica.
«Si en algunos de los Estados más pobres del planeta resulta que la deuda no es sostenible […] esto podrá llevarnos, como indicó el presidente de la República, a una cancelación de deuda que se hará caso por caso y necesariamente en un marco multilateral», precisó.
Por ahora, «hay una emergencia absoluta de dar una respuesta sólida a los países en desarrollo más vulnerables», insistió.
En muchos de estos países, que están muy expuestos a una fuerte caída del precio de las materias primas y a la contracción de los intercambios comerciales internacionales, «vemos un riesgo de que se desarrollen penurias alimentarias […] que podrían conducirnos a una catástrofe humanitaria», advirtió Le Maire.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que publicó el martes sus primeras previsiones de crecimiento mundial desde el inicio de la pandemia, estima que África subsahariana vivirá este año su primera recesión desde hace un cuarto de siglo, con un retroceso del PIB del 1,6%, incluso si hasta ahora está relativamente a salvo de la COVID-19.
Los 76 países que se beneficiarán de la prórroga, unos cuarenta de ellos en África subsahariana, son aquellos ayudados por la Asociación Internacional de Desarrollo del Banco Mundial.
Respecto al servicio de esta deuda, que representa 32.000 millones de dólares para estos países, Francia «obtuvo la moratoria a nivel de acreedores bilaterales (12.000 millones) y de acreedores privados (8.000 millones), es decir un total de 20.000 millones de dólares», detalló el ministro francés.
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El ministro de Economía de Togo, Sani Yaya, cuyo país se encuentra entre los beneficiados por la decisión, afirmó que «el alivio de la deuda liberará durante seis meses partidas presupuestarias y de tesorería para poder financiar la lucha contra la pandemia y acompañar los esfuerzos del gobierno en materia socioeconómica».
«El alivio será seguramente una oportunidad para que otros socios bilaterales o multilaterales puedan acompañarnos y eso es lo más importante», declaró a la AFP Lassané Kaboré, ministro de Economía de Burkina Faso, para el que el monto asciende a unos 45 millones de euros, incluyendo uno 2 millones de intereses.
Para él, la decisión permitirá que su país pueda obtener recursos para «enfrentar mejor los desafíos» que plantean «la seguridad, los desplazamientos internos de la población y [la epidemia de] COVID-19».
Le Maire precisó por otra parte que «quedan 12.000 millones de deudas multilaterales, una gran parte de ellas del Banco Mundial». «Deseamos que se una también a esta moratoria», añadió el ministro e indicó que «por razones técnicas, todavía existía hoy un debate» dentro de esta institución.
En cuanto a los 12.000 millones de deudas bilaterales, «esto representa para Francia mil millones de euros de aplazamiento de deudas», detalló Bruno Le Maire.
Recordó que el FMI había utilizado sus instrumentos para proporcionarles liquidez a corto plazo de hasta un billón de dólares, pero estimó que había que ir más lejos.
«Hemos logrado duplicar los límites de acceso a los servicios de urgencia del FMI», afirmó y anunció una medida que deberán adoptar los ministros de Finanzas del G20 a partir del jueves.
Igualmente comunicó una nueva línea de liquidez de corto plazo en el FMI, «una línea complementaria para ayudar a los países sólidos que se ven afectados por ejemplo por la caída del precio de materias primas».
Finalmente expresó su deseo de una «nueva prestación de derechos especiales de giro [una especie de moneda del FMI] de hasta 500.000 millones de euros».
Pero «la respuesta estadounidense por ahora es negativa», lamentó. «Es una respuesta poco costosa para los Estados miembro del FMI y muy eficaz para los Estados en desarrollo» permitiéndoles reconstituir reservas financieras, matizó.
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