El presidente bielorruso Alexandr Lukashenko, quien afronta las mayores protestas de la historia del país mencionó la posibilidad de una «guerra civil».
«Si intentamos doblegar el uno al otro, ya saben lo que tendremos… como mínimo una guerra civil. Pero no se preocupen: esto no sucederá», afirmó durante un encuentro con habitantes de la ciudad de Baránovichi.
El mandatario, que acudió a un colegio de esa ciudad, felicitó a escolares, estudiantes y maestros por el inicio del nuevo curso escolar.
Las clases se reanudaron en Bielorrusia entre múltiples llamamientos al boicot, en parte por temor a la pandemia del nuevo coronavirus.
Dentro de este marco, las autoridades han ignorado y rechazado la participación de los maestros en las elecciones presidenciales, calificadas de fraudulentas.
Lukashenko trató de minimizar el impacto de las tres semanas de protestas, durante las cuales se han convocado manifestaciones con más de 100.000 participantes. Al respecto, el mandatario señaló que sus oponentes viven en un mundo irreal.
«No todo en la vida es como en el mundo virtual. Abrieron sus iPhone, sus teléfonos, y todo tiempo los miran. Se crea una ilusión de una vida diferentes. Y una parte de nuestra gente está atrapada en ese mundo ilusorio», señaló.
A diferencia de ellos, estimó, Alexandr Lukashenko, hay quienes optan por vivir una vida «real».
También se refirió a las sanciones impuestas contra él y dos decenas de altos funcionarios por los países del Báltico, a los que acusó de acatar las órdenes de Occidente.
«Les dieron la orden de atacar y ladraron detrás de la cerca. Es como lo valoro», afirmó al amenazar con un posible cierre de la frontera junto a Brest y Grodno. De esta manera cerraría las rutas comerciales de Europa hacia el este. EFE