Cada vez más ciudades de Estados Unidos se hacen a una idea que en el pasado generaba burlas: Esterilizar el agua de los inodoros, lavabos y fábricas, y hacerla llegar nuevamente a hogares y empresas como agua potable.
En Los Ángeles, están en marcha planes para reciclar aguas residuales sin que a nadie se le mueva un pelo, apenas dos décadas después de que esfuerzos similares provocasen un rechazo tal que hubo que abandonar la idea. La práctica ya fue adoptada en varias partes del país, incluido el vecino condado de Orange.
“La actitud del público hacia el reciclaje de aguas residuales ha cambiado mucho”, comentó David Nahai, exdirector del Departamento de Agua y Electricidad de Los Ángeles.
Las cambiantes actitudes en torno a un concepto alguna vez descrito como “del inodoro al grifo” se producen en momentos en que regiones secas buscan formas de aumentar la disponibilidad de agua para hacer frente el crecimiento de la población y al cambio climático, factores estos que intensifican las sequías.
Otras estrategias que ganan terreno incluyen recolectar el agua que se rebalsa de arroyos y carreteras después de tormentas y limpiar al agua salada del mar, eliminando la sal y otros minerales, un proceso que es poco común y caro.
Buscan extender el método de reciclaje del agua
Si bien hay apenas un par de docenas de comunidades en Estados Unidos que usan métodos de reciclaje del agua, se cree que esa cifra se va a más que duplicar en los próximos 15 años, según WaterRescue, una organización que ayuda a las municipalidades a adoptar prácticas de este tipo.
En la mayoría de los sitios donde se recicla el agua, esta es esterilizada, generalmente vertiéndola en un lago, río u otra fuente natural antes de volver a ser usada. Es un proceso que hace que resulte más aceptable la idea de beber aguas residuales tratadas y recicladas.
Hay más dinero en camino para el reciclaje de aguas residuales. El plan para mejorar la infraestructura que acaba de aprobar el Congreso contiene 1.000 millones de dólares para el reciclaje de aguas en el oeste del país.
Y otro proyecto bajo consideración asignaría 125 millones de dólares a iniciativas de distintos puntos del país para reciclar el agua.
Proyecto prevé millones de dólares en ahorro
El proyecto del sur de California podría ser el programa de reciclaje de aguas residuales más grande del país, generando suficiente agua como para abastecer 500.000 hogares, según el Distrito Metropolitano del Agua, que sirve a 19 millones de personas en Los Ángeles y sus alrededores.
En Colorado, unas dos docenas de instalaciones ya reciclan agua que no va a ser bebida, lo que resulta más barato que si se la recicla para beber. Pero el crecimiento de la población podría obligar a usar más agua del río Colorado, del que ya se está sacando demasiada agua.
Por ello, tal vez convenga empezar a reciclar agua para beber también, según Greg Fisher, director de planificación de la demanda de Denver Water, el departamento que regula ese recurso en Denver.
Una desinfección con ozono o luces ultravioletas
Para convencer a más gente de que se puede beber agua reciclada, Colorado Springs Utilities lleva a cabo exhibiciones móviles en las que muestra cómo se recicla el agua. Una tarde fría y lluviosa, decenas de personas se presentaron para aprender acerca del proceso de purificación en base al carbono y probar los resultados. Varias dijeron que el agua sabía igual que la que beben en sus casas.
El reciclaje generalmente incluye una desinfección con ozono o luces ultravioletas para eliminar virus y bacterias. Luego se la filtra usando membranas con poros microscópicos que eliminan todo elemento sólido y todos los contaminantes.
A veces el agua tratada tiene que ser vertida nuevamente en el sitio de donde provino para que pueda ser usada en otros lugares que dependen de esa misma fuente.
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“Hay que vertirla de nuevo en el río porque no es tuya”, dijo Patricia Sinicropi, directora ejecutiva de WateReuse.
Buena parte del país ya consume agua que ha sido reciclada en alguna medida. Es por ello que el agua potable es sometida a un estricto proceso de esterilización cuando se la saca de un río o un lago, por más que parezca limpia.
AP