El uso de la tecnología provoca batallas permanentes entre padres e hijos.
Un conflicto para muchos adultos que no pueden prescindir de ella.
La obsesión de algunos y un peligro si no hay equilibrio en el tiempo que le dedicamos.
Las señales de alerta están ahí, pero nos hemos acostumbrado tanto a su presencia qué es difícil establecer la línea entre su utilidad y el riesgo de caer en la adicción a las pantallas.