Actualizado 15:38
Redacción Día a Día |
La comida tiene una conexión sorprendente con los recuerdos debido a su vínculo con los sentidos del gusto y el olfato. El bulbo olfatorio se conecta directamente con el sistema límbico, que regula tanto la memoria como las emociones. Los sabores y los olores activan una red neuronal que involucra la amígdala y el hipocampo, facilitando la recuperación de recuerdos detallados y cargados de emociones.
Lea también:
Los sabores tienen el poder de llevar a las personas a diferentes lugares y momentos especiales; un plato familiar puede ser un vehículo a la niñez, evocando nostalgia de los momentos en la cocina de la abuela o disfrutando las recetas de mamá. Y si hay un elemento capaz de conservar todas esas experiencias, es un recetario, que cobra un inmenso valor si está escrito de puño y letra por sus protagonistas.
Generación tras generación va pasando la inquietud de replicar esa sazón tan añorada. Hay familias que, bocado a bocado, se niegan a permitir que el olvido entre a sus cocinas y no solo se ocupan de conservar esos escritos celosamente, sino de seguir preparando esos platillos.
También en Teleamazonas:
| VIDEO | No pudieron culminar el colegio, regresaron a las aulas y hoy son la prueba de que el aprendizaje no tiene fecha de caducidad. ►►► https://t.co/ebCp4o1uO8 pic.twitter.com/pDeXgRYxV2
— @DíaaDíaec (@DiaaDiaEc) February 6, 2025